jueves, 9 de marzo de 2017

The Salesman



No fue una sorpresa cuando The Salesman , película del Iraní Asghar Farhadi, ganó a mejor película extranjera en los premios de la academia. Aunado a su previo oscar -ganado con la película A Separation (2011)- Farhadi entró en controversia debido al veto migratorio realizado por el actual presidente estadounidense Donald Trump, en el cuál, debido a su nacionalidad, el realizador de cine no tenía permitida la entrada al país y por ende a la premiación de la academia. Posteriormente se le permitió el paso a Farhadi, pero él se rehusó haciendo ver la inconformidad –compartida por miles de personas en el mundo- del veto realizado por Trump.

Se puede especular que la situación política es la razón por la cuál el filme iraní se hizo acreedor al reconocimiento, es una de las razones, pero no la única ni la más importante. Farhadi vuelve a enfocarse en lo que es su especialidad –a diferencia del presidente estadounidense- las relaciones humanas. Rana y Emad Etesami son un matrimonio que se ven obligados a dejar su edificio debido a su ineludible derrumbamiento, mientras están representando la obra Death of a Salesman de Arthur Miller. En su nuevo apartamento Rama sufre un agravio que la lleva al hospital, a lo largo de la película podremos ver a la pareja interactuar después de un perjurio a su intimidad. Emad, focaliza todas sus fuerzas en encontrar al atacante, mientras que Rama solo intenta superar el conflicto.

La película se cuenta cronológicamente, sin tener ni un solo flashback. El tiempo lineal es sin lugar a dudas vital, para que el espectador pueda entrar en la psique y el corazón de los personajes. Todo esto es consolidado con una estética visual quasi-documental, que nos hace sentir que estamos viendo un fragmento de vida. Vida real y pura.  Las actuaciones tienen una calidad orgánica verdaderamente maravillosa, en las que Shahab Hosseini y Taraneh Alidoosti hacen una lujosa exposición de una calidad histriónica tan contenida que logra una potenciar las emociones a un nivel mayor, un nivel que no es aprovechado en la mayoría de los melodramas comerciales que nos llegan a las salas cinematográficas.


Así que querido lector, si disfrutas de un cine sin artimaña, con imágenes sinceras y un discurso humano dale una oportunidad a The Salesman, por que quizá al igual que yo, agradezcas ésta bocanada de aire fresco.




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