No fue una sorpresa cuando The Salesman , película del Iraní Asghar Farhadi, ganó a mejor
película extranjera en los premios de la academia. Aunado a su previo oscar
-ganado con la película A Separation
(2011)- Farhadi entró en controversia debido al veto migratorio realizado por
el actual presidente estadounidense Donald Trump, en el cuál, debido a su
nacionalidad, el realizador de cine no tenía permitida la entrada al país y por
ende a la premiación de la academia. Posteriormente se le permitió el paso a
Farhadi, pero él se rehusó haciendo ver la inconformidad –compartida por miles
de personas en el mundo- del veto realizado por Trump.
Se puede especular que la situación política es la razón por
la cuál el filme iraní se hizo acreedor al reconocimiento, es una de las
razones, pero no la única ni la más importante. Farhadi vuelve a enfocarse en
lo que es su especialidad –a diferencia del presidente estadounidense- las
relaciones humanas. Rana y Emad Etesami son un matrimonio que se ven obligados
a dejar su edificio debido a su ineludible derrumbamiento, mientras están
representando la obra Death of a Salesman
de Arthur Miller. En su nuevo apartamento Rama sufre un agravio que la lleva al
hospital, a lo largo de la película podremos ver a la pareja interactuar
después de un perjurio a su intimidad. Emad, focaliza todas sus fuerzas en encontrar
al atacante, mientras que Rama solo intenta superar el conflicto.
La película se cuenta cronológicamente, sin tener ni un solo
flashback. El tiempo lineal es sin lugar a dudas vital, para que el espectador
pueda entrar en la psique y el corazón de los personajes. Todo esto es
consolidado con una estética visual quasi-documental, que nos hace sentir que
estamos viendo un fragmento de vida. Vida real y pura. Las actuaciones tienen una calidad orgánica
verdaderamente maravillosa, en las que Shahab Hosseini y Taraneh Alidoosti
hacen una lujosa exposición de una calidad histriónica tan contenida que logra
una potenciar las emociones a un nivel mayor, un nivel que no es aprovechado en
la mayoría de los melodramas comerciales que nos llegan a las salas cinematográficas.
Así que querido lector, si disfrutas de un cine sin
artimaña, con imágenes sinceras y un discurso humano dale una oportunidad a The Salesman, por que quizá al igual que
yo, agradezcas ésta bocanada de aire fresco.
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