miércoles, 1 de marzo de 2017

Moonlight - La Ganadora Oficial.



Tras el enorme error sucedido en la última premiación de la Academia; donde La La Land fue erróneamente premiada para luego dar paso a la verdadera ganadora: Moonlight. Película que analizaremos a continuación.

Chiron es un pequeño niño que vive en el gueto de Miami, hostigado por sus compañeros de escuela y maltratado por su madre. El pequeño con tendencias homosexuales debe de forjar su propio camino a través de la aceptación y reconocimiento propio.

La historia es dividida en tres claros actos. Little, Chiron y Black, cada una marcado no solamente por el rango de edad del personaje principal, sino también por el estado de autoconocimiento por el que está pasando. Ésta última característica es lo que hace verdaderamente interesante la obra. El género del filme es un melodrama con pinceladas de pieza, por lo que se nos permite ahondar en el personaje más allá de sus infortunios, generando un Chiron tan palpable que inevitablemente le tomas aprecio.

Todo aspecto técnico de la película, toma el punto subjetivo de Chiron, explotándolo al punto en el que podemos comprender la mente del joven a través de un sonido metadiegético que logra representar el aislamiento del personaje y la inevitable abstracción que genera su situación. En un caso podemos ver a la madre de Chiron gritando, pero nunca la escuchamos, al menos no hasta que Chiron verdaderamente la escucha; hasta ese instante es cuando podemos oír a la madre reclamarle la falta de atención. El sonido juega junto con la fotografía neón para lograr la sensación de inestabilidad interna de nuestro personaje. Las luces titilantes y fluorescentes logran generar una intranquilidad y una tensión visual digna de acompañar las oscuras miradas de los personajes que son sincronizadas con la cámara subjetiva en la que los actores ven directamente al espectador, como si fuese un inevitable cómplice.

Todo esto es aderezado por la suave música de Nicholas Britell, que generando una antítesis con el realismo de la imagen logra que la violencia sea exaltada con una delicadeza verdaderamente efectiva.

No queda duda alguna que Barry Jenkins logra generar un discurso verdaderamente humano acompañado de una propuesta estética congruente e innovadora. Una película digna de verse, y un director digno de ser escuchado.



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